La Directiva NIS2 representa un punto de inflexión en la forma en que las organizaciones —tanto públicas como privadas— deben afrontar su seguridad digital. Ya no basta con buenas intenciones o medidas aisladas: se exige una estrategia integral, coherente y verificable en materia de ciberseguridad.
Esta normativa europea, que refuerza y amplía el alcance de la anterior Directiva NIS, establece un marco común para elevar el nivel de protección frente a amenazas digitales en sectores clave para el funcionamiento de la sociedad y la economía.
Sectores críticos (Anexo I)
El Anexo I identifica los sectores considerados críticos, cuya interrupción tendría un impacto severo en la seguridad nacional o el bienestar de la ciudadanía. Entre ellos se incluyen:
- Energía (electricidad, gas, petróleo)
- Transporte (aéreo, ferroviario, marítimo, por carretera)
- Banca y mercados financieros
- Salud (hospitales, laboratorios, servicios sanitarios)
- Infraestructuras digitales (centros de datos, redes de telecomunicaciones)
- Administraciones públicas
Las entidades que operan en estos sectores deben cumplir obligaciones reforzadas, como:
- Elaboración de planes de continuidad de negocio
- Realización de auditorías periódicas
- Implementación de protocolos de respuesta ante incidentes
- Designación de responsables de ciberseguridad
Este cumplimiento no es opcional ni meramente declarativo: estará sujeto a una supervisión activa por parte de las autoridades nacionales competentes, que podrán imponer sanciones en caso de incumplimiento.
Sectores importantes (Anexo II)
El Anexo II recoge sectores considerados importantes, cuya disrupción podría tener efectos significativos, aunque no tan graves como los del Anexo I. Aquí se incluyen:
- Industria alimentaria
- Servicios postales y de mensajería
- Industria farmacéutica
- Fabricación de equipos tecnológicos
- Proveedores de servicios digitales específicos (como plataformas online)
Aunque las exigencias de supervisión son algo más flexibles, estas organizaciones también deben contar con:
- Medidas preventivas sólidas
- Capacidad de detección temprana de amenazas
- Planes de respuesta eficaces ante incidentes
Un eje estratégico del negocio
En este nuevo contexto, la ciberseguridad deja de ser un asunto técnico aislado para convertirse en un pilar estratégico del negocio. Las empresas deben evaluar el impacto real del cumplimiento de la Directiva NIS2, no solo desde el punto de vista legal, sino también como una oportunidad para fortalecer su resiliencia, proteger su reputación y generar confianza en clientes, socios y ciudadanos.